Las agujetas: mitos y verdades

Las agujetas son sensaciones de dolor o molestia que sientes en los músculos después de hacer ejercicio físico intenso o nuevo. A menudo, han sido objeto de numerosos mitos y malentendidos. Nosotros, vamos a explorar algunos de estos mitos y separarlos de las verdades.

Son una respuesta natural del cuerpo al ejercicio intenso, pero no están relacionadas con el ácido láctico y no son un indicador definitivo de un entrenamiento efectivo. Aunque no se pueden evitar por completo, se pueden minimizar y gestionar con prácticas como el calentamiento adecuado, y destacar la importancia de una buena hidratación.

Lo mejor de los mitos y verdades sobre las agujetas

Empezamos por un mito frecuente que sostiene que son causadas por la acumulación de ácido láctico. Durante el ejercicio intenso, los músculos producen ácido láctico como subproducto. Sin embargo, este ácido se disipa y no es la causa principal.

¿Solo las tienes después de hacer un ejercicio nuevo? Lo cierto es que es más probable tenerlas así, incluso las personas que hacen ejercicio cada día pueden tenerlas si cambian su rutina o entrenan con más intensidad. Sin embargo, no están limitadas solo a los principiantes.

Las agujetas son un signo de un buen entrenamiento. ¿Crees que esto es cierto? Sentirlas no significa que has tenido un entrenamiento efectivo. Es verdad que cuando los músculos tienen estrés, pueden adaptarse y volverse más fuertes con el tiempo. Sin embargo, no son el único indicador de progreso. Un entrenamiento bien diseñado debería llevar a mejoras sin causar ninguna molestia.

Relación con el ejercicio

No deberías hacer ejercicio si tienes agujetas ¿Te lo han dicho alguna vez? Mientras que los músculos doloridos pueden ser incómodos, hacer ejercicio suave o de baja intensidad cuando las tienes puede, de hecho, ayudar a aliviar el dolor y la rigidez. Este proceso, conocido como “ejercicio de recuperación”, puede mejorar la circulación sanguínea y facilitar la recuperación muscular.

No hay forma de prevenirlas

¿Crees que es verdad? Aunque es difícil evitarlas, hay medidas que puedes tomar para reducir su intensidad y duración. Calentar antes del ejercicio, enfocarte en un aumento gradual de la intensidad y la duración de tus entrenamientos, y asegurarte de mantener una hidratación adecuada son formas de minimizarlas.

Las agujetas siempre aparecen al día siguiente del ejercicio

Es común que se desarrollen entre las 24 y las 48 horas después del ejercicio. No obstante, su aparición puede variar según la persona y el tipo de actividad. En algunos casos, es posible sentirlas más temprano o más tarde después del ejercicio.

Solo los músculos grandes pueden tenerlas

Esto no es así. Todos los músculos, grandes y pequeños, pueden experimentarlas si se someten a un estrés inusual o intenso. Incluso los músculos que no parecen estar directamente involucrados en un ejercicio en particular pueden sentirse adoloridos si se utilizan de manera indirecta o de soporte.

Las agujetas siempre empeoran con cada entrenamiento

Esto también se trata de un mito. A medida que tu cuerpo se adapta al ejercicio, es posible que tengas menos con el tiempo, incluso cuando aumentes la intensidad de tu entrenamiento. Tu cuerpo se vuelve más eficiente en la recuperación y adaptación muscular, lo que puede disminuir la gravedad.

Factores que ayudan a tenerlas

Hacer ejercicios excéntricos, como bajar una pesa lentamente en una flexión de bíceps, tiende a causar más agujetas debido a la mayor tensión que se coloca en las fibras musculares. Un ejercicio más intenso o prolongado puede causar más microdesgarros y, por lo tanto, aumentar la posibilidad de agujetas.

Las personas que están menos acostumbradas al ejercicio físico tienden a experimentar agujetas con más frecuencia y a una mayor intensidad. Cambiar tu rutina de ejercicio o probar nuevos movimientos también puede desencadenarlas, ya que los músculos se adaptan a nuevas tensiones y demandas.

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