Por qué entrenar en el agua es una gran idea
Hacer ejercicio en la piscina tiene muchas ventajas. Para empezar, el agua reduce el impacto sobre las articulaciones, lo que hace que sea ideal para personas con molestias o que simplemente quieran moverse sin preocuparse por lesiones. Además, la resistencia natural del agua obliga a los músculos a trabajar más, lo que aumenta la intensidad sin necesidad de usar pesas ni máquinas.
Otro punto a favor es la sensación de ligereza que se tiene dentro del agua. Los movimientos son más fluidos, la fatiga es menor y, al terminar, el cuerpo se siente más relajado. No es casualidad que muchas personas elijan los ejercicios acuáticos para aliviar tensiones, mejorar la postura y reducir el estrés.
¿Para quién son recomendables los ejercicios acuáticos?
Lo mejor de este tipo de entrenamiento es que cualquiera puede hacerlo. Personas mayores, mujeres embarazadas, deportistas en recuperación, o simplemente quienes buscan una forma diferente de entrenar pueden beneficiarse del agua. También es perfecto si quieres complementar otros entrenamientos, ya que mejora la movilidad, la resistencia y la coordinación.
Si lo que buscas es un ejercicio completo pero sin impacto, aquí tienes una opción que no te defraudará. Y lo mejor es que no necesitas ser un experto nadador: hay muchas formas de entrenar en el agua sin meterte en lo más profundo.
Ejercicios acuáticos fáciles y efectivos
Si crees que hacer ejercicio en la piscina es solo nadar de un lado a otro, estás muy equivocado. Existen muchas formas de entrenar sin necesidad de recorrer largos metros. Aquí tienes algunos movimientos que puedes probar:
Las sentadillas en el agua son una excelente manera de fortalecer piernas y glúteos. La resistencia del agua hace que el ejercicio sea más intenso, pero sin sobrecargar las rodillas. También puedes probar los desplazamientos laterales, caminando o saltando de un lado a otro para mejorar la coordinación y la fuerza.
Otro ejercicio muy efectivo es el pedaleo en flotación. Simular el movimiento de una bicicleta mientras flotas te ayuda a trabajar las piernas y el core, además de mejorar la resistencia cardiovascular. Si buscas un reto para la parte superior del cuerpo, prueba a empujar y tirar del agua con los brazos, o usa pequeñas pesas acuáticas para añadir más resistencia.
Cómo mejorar la resistencia con el agua
Si lo tuyo es el cardio, también hay opciones para ti. Caminar o correr dentro del agua es una forma increíble de mejorar la resistencia sin sufrir impactos. Además, la natación es uno de los deportes más completos, ya que trabaja todo el cuerpo y mejora la capacidad pulmonar.
Otra opción interesante es hacer circuitos acuáticos. Combinar ejercicios como saltos, patadas y desplazamientos mantendrá tu ritmo cardíaco alto y hará que cada sesión sea más dinámica. Si buscas entrenar con más intensidad, puedes incorporar accesorios como tablas de flotación o bandas elásticas diseñadas para el agua.
Cómo combinar el entrenamiento en el agua con otras actividades
Los ejercicios acuáticos son un complemento perfecto para cualquier tipo de entrenamiento. Puedes alternarlos con sesiones de fuerza en el gimnasio para equilibrar tu rutina y evitar el impacto repetitivo. O también puedes combinarlos con yoga o pilates para mejorar la movilidad y la estabilidad.
Si te gusta entrenar en grupo, hay muchas clases dirigidas en el agua que pueden hacer que la experiencia sea aún más divertida. Actividades como aquagym o hidrospinning te permiten entrenar con más intensidad mientras sigues las indicaciones de un instructor.
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