El cortisol: una de las razones por las que acumulamos grasa

cortisol y grasa

Sobrepeso y acumulación de grasa no son conceptos intercambiables, aunque van unidos en no pocas ocasiones. El cortisol es uno de los factores que influyen en ambos supuestos. Por eso, analizamos qué hace esta hormona y cómo mantenerla en su nivel óptimo.

¿Qué es el cortisol?

También conocida como la “hormona del estrés”, el cortisol es mucho más, es esencial para nuestro organismo. Se produce en las glándulas suprarrenales e interviene en competencias metabólicas como la regulación del azúcar o de la presión arterial. Además, es imprescindible para que el sistema inmunológico funcione correctamente.

En circunstancias normales, la producción de cortisol sigue un patrón.  Los niveles más altos se obtienen por la mañana al levantarse y van disminuyendo progresivamente durante el día, hasta llegar al mínimo en la noche.

Pero, como decíamos, es imposible entender el papel del cortisol sin hablar del estrés. Y es que, la producción de esta hormona se incrementa notablemente cuando el cerebro percibe que estamos en peligro. Recordemos que, inicialmente, el estrés es un mecanismo natural de respuesta ante una amenaza.

¿Y qué consecuencias tiene este aumento? Pues, básicamente, que el cuerpo se pone en modo almacenar grasa. Es decir, se activa para acumular esa energía que se supone necesitará para afrontar un peligro. Es evidente que, si ese incremento se produce de manera puntual, no hay ningún problema. Sin embargo, en los casos de estrés crónico o periodos de estrés continuado, puede conllevar una acumulación excesiva de grasa en zonas como el abdomen o de aumento de peso.

La relación entre cortisol y alimentos

La hormona del cortisol no solo aumenta de nivel a causa del estrés, hay otras razones fisiológicas relacionadas con esta alteración en su producción. Pero, descartando problemas de salud, lo más habitual es que esté motivada por nuestro estado anímico.

También, hay determinados hábitos que propician un aumento de cortisol. Uno de ellos, son los ritmos de sueño. Ya hemos indicado que, de forma natural, su producción desciende por la noche. No mantener un periodo nocturno de descanso regular, de al menos 7 horas, rompe ese patrón diurno del cortisol.

Sea cual sea la causa, lo que demuestran todos los estudios es que hay una interrelación entre la alimentación y la hormona del estrés. El cortisol propicia que se dispare tu apetito y, especialmente, en lo que se refiere a alimentos ricos en azúcar y calorías. Pero, además, comas lo que comas, tu cuerpo tiene la “orden” de almacenarlo. Sobre todo, en la zona del abdomen.

Para cerrar esta tormenta perfecta, se genera una especie de círculo vicioso porque aumento de cortisol y mala alimentación se retroalimentan. El cerebro recibe una sensación de recompensa cuando se consumen esos alimentos ricos en azúcar y grasa, lo que hace que sintamos más “antojo” de comerlos.

Consejos para mantener el cortisol a raya

Llegados a este punto, es probable que tú mismo hayas concluido qué tipo de alimentos contribuyen a aumentar el nivel de cortisol y, por tanto, debes evitarlos. Sin embargo, antes de confirmártelos, hay otra recomendación igual de importante que debes seguir para mantener esta hormona controlada: los horarios de las comidas.

No olvides que hemos comentado que, en condiciones normales, el cortisol baja de nivel por la noche. Pero si comes, esa regulación natural no se produce. Seguro que conoces a más de una persona que siente la necesidad de pegarse atracones nocturnos, especialmente, de alimentos de baja calidad. ¡Todo lo que se controla durante el día, se consume sin medida por la noche!

El daño de ese hábito es doble. Primero, por la naturaleza de los alimentos. Y, segundo, porque comer por la noche aumenta el nivel de cortisol y, por tanto, favorece la acumulación de grasa.

Así que, como resumen, para mantener el cortisol controlado:

  • Mantén una rutina de sueño adecuada.
  • Respeta un horario de comidas correcto.
  • Apúntate a los alimentos de alta densidad nutricional.
  • Reduce el consumo de alimentos ricos en grasa y azúcar, especialmente, por la tarde y por la noche.
  • Limita tu ingesta de cafeína y evita el alcohol.

Por último, ten en cuenta que el ejercicio físico regular es tu mejor aliado para mantener controlado tu nivel de cortisol. En Eurofitness te ayudamos a establecer un plan personalizado para encontrar ese equilibrio y sentirte mejor.

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